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Hacia un socialismo moderno: Shenzhen



Hacia un socialismo moderno: Shenzhen

por Ricardo Milla Toro

Mucho se dice desde la prensa occidental sobre China. Pero quien se da el tiempo de averiguar un poco sobre los datos que ofrecen, se da cuenta de que son o medias verdades o abiertamente mentiras.

Sin embargo, la realidad indica otra cosa. Con un crecimiento económico sostenido, China ha pasado de ser un país semifeudal a ser la fábrica del mundo y, ahora, están pasando a ser un país cada vez más autónomo.

Pongamos un ejemplo emblemático: la ciudad de Shenzhen.

Shenzhen tiene una población que ronda los 12,5 millones de residentes y es una de las cuatro ciudades más desarrolladas de China, después de Pekín, Shanghái y Cantón, así como el principal polo tecnológico y financiero del sur de China.

Se localiza en la Provincia de Guangdong, que posee la mayor población y PIB de China -con un PIB similar al de Australia-, atrayendo el 25% de los flujos de inversión extranjera de toda China.

El crecimiento económico de Shenzhen es increíble, con una media del 25% en los últimos 30 años. Por lo que ha pasado de ser un pequeño pueblo de pescadores a una de las ciudades más dinámicas de China.

En 2017, el PIB de Shenzhen fue de 2,24 billones de RMB (unos 300 000 millones de euros, similar al de Sudáfrica) y superó por primera vez al de Cantón y Hong Kong (2,15 billones de RMB, unos 280 000 millones de euros). El 40% de su PIB es generado por empresas relacionadas con la innovación o con sectores como la biotecnología, las energías alternativas, internet y la tecnología.

Shenzhen cuenta, asimismo, con una de las rentas per cápita más elevadas de todo el país, 24.000 euros, similar a la renta media de España (24.400 euros) y por encima de la de países europeos como República Checa, Polonia, Grecia o Portugal. Su PIB per cápita crece a un ritmo del 4% anual.

Shenzhen es conocida en el mundo como el “Silicon Valley de Asia” por la gran cantidad de empresas de ciencia y tecnología, sobre todo de tecnología digital, que hay en la ciudad. Esto se ha logrado gracias a las reformas económicas de Deng Xiaoping y China está logrando casar ratones sin importar el color del gato que usen.

De este modo, se va generando las condiciones para lograr el “socialismo moderno”, como ha llamado Xi Jinping al modelo de sociedad que se quiere alcanzar con la economía planificada y sus planes quinquenales. Hasta el momento le da sus frutos y todo indica que el éxito del socialismo chino ya es innegable. Por lo que, decir que el socialismo nunca ha funcionado queda rebatido. Sí que funciona y bastante bien.



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