¿Morados con Castillo? Entre la apertura y el peligro
La muestra de apertura de Pedro Castillo hacia Edgard Málaga y Flor Pablo, ambos virtuales congresistas del Partido Morado, ahora sin inscripción, ha sido tomada con distintos ánimos. Algunos temen que los caviares se mantengan en el poder, pues si somos sinceros con nosotros mismos, los caviares han sido los que han llevado al Perú a esta ruina. Otros ven con buenos ojos acercarse a los morados. ¿Qué hacer?
Pedro Castillo no ha invitado a los morados a su equipo técnico. Ha invitado a trabajar por el Perú.
Conversar no es pactar.
Esta mala costumbre de ofrecimiento de cargos, no los que se suelen hacer entre bromas, sino la que tiene ese halo de corrupción, está muy difundida en el tejido social peruano, más aún en la política. Se cree que invitar a sumarse a un trabajo amplio, en el que no importa tanto tu ideología política o posición social cuando se trata de poner orden en el Perú, es igual a colocar a los mismos en los puestos de siempre.
Me parece estupendo que se invite a morados y otros demócratas a trabajar por el Perú. Eso no es igual a que todo el que apoye con ideas, con reuniones de por medio y coordinaciones, y apoyo público, etcétera, tenga un puesto asegurado en el Estado. Mamar de la teta del Estado debe terminar.
Se invita a todos y todas, pero sabiendo que habrá nuevas reglas de juego que se enmarcan en un proyecto y visión de país que pasa primordialmente por la emancipación e independencia económica, lo cual se logra vía la industrialización. Mientras se plieguen con buena fe al programa de Perú Libre, que busca el desarrollo material del país, de que no haya más pobres en un país con tanta riqueza, entonces todos podrían ser bienvenidos. Recordemos que Pedro Castillo no firmará ninguna ‘hoja de ruta’ ni nada similar. El Programa e Ideario es un proyecto de visión de país, algo que se desarrolla más allá de los cinco años, pero un “plan de gobierno” liberal se tendría que enmarcar en ese PeI.
Así que mientras se comprometan a respetar el Programa de Perú Libre, el cual en verdad es mucho más amplio de lo que nos quiere hacer creer la prensa ‘mermelera’, ergo no me parece mal que aporten con sus ideas, acciones y apoyo. Que se llame a Alberto de Belaunde, a Daniel Olivares, y así, pero con ese compromiso. Además, de no creer que, porque se conversa con ellos, se está pactando un puesto bajo la mesa. Mientras esas condiciones se den, la apertura de Pedro Castillo no tendría que generar miedo ni tampoco tanta emoción.
Y no, el Estado no puede seguir lleno de caviares.
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