por Ricardo Milla Toro
De este modo se llama el partido político con el que Evo Morales llegó a la presidencia de Bolivia en 2006. Desde entonces hasta el año pasado había gobernado apoyado por la mayoría de la población. Sin embargo, luego de las elecciones presidenciales del 2019, la derecha –apoyando intereses de la burguesía (blanca, pro-occidente, centralista, neocolonial, vendepatria, clasista y racista)– efectuó un cobarde golpe de Estado, respaldada por las fuerzas armadas y policiales, obligando al presidente Evo Morales a renunciar el 10 de noviembre.
Ahora, a casi un año del gobierno de la conservadora y neofascista Jeanine Áñez, ha sido elegido Luis Arce, el candidato del Movimiento al Socialismo (MAS).
Este evento ha desatado la alegría de los pueblos latinoamericanos, no solo porque queda demostrado que no hubo fraude en 2019, sino también porque retorna la democracia a Bolivia en favor de los ciudadanos y sus comunidades. Además, es un triunfo para el socialismo internacional.
El socialismo es un modo de organización de los medios de producción, en el que estos pasan progresivamente a pertenecer a los trabajadores, de manera que su trabajo no sea explotado para la obtención de plusvalía en favor del capitalista inversor, sino que tal excedente de capital retorne a quienes transformaron la materia en producto. La transición al socialismo está signada por la reorganización del sistema capitalista en favor de las mayorías, alcanzando así riqueza para todos y no solo para una clase privilegiada. Así, el socialismo no es propiamente anticapitalista sino postcapitalista. Se trata de usar el capitalismo a favor del pueblo.
Desarrollar las fuerzas productivas nacionales y repotenciar los medios de producción industriales para la obtención de riqueza que redunde en beneficios sociales. A fin de cuentas, moverse hacia el socialismo es transitar el lugar del capital, que ya no esté concentrado en una clase, sino que sea reproducido y obtenido por quienes realmente reproducen el capital: las clases trabajadoras.
En este programa se ha enmarcado el MAS y buscará que esa transición, ese movimiento a una economía política donde haya justicia y distribución, donde haya reconocimiento y democracia, se llegue a concretar.
Además, el MAS boliviano es una expresión propia de su pueblo. Con características propias Bolivia se encaminará cada vez más al socialismo.
Por último, quienes han llamado dictador a Evo Morales, en su mayoría liberales, no solo deben estar ardidos por la victoria aplastante del MAS en las elecciones del domingo, sino que seguirán padeciendo de eso que ellos llaman dictadura, porque se les ha despojado de sus privilegios neocoloniales. La democracia del pueblo es la opresión del burgués. Esperamos que en Bolivia se llegue a instaurar más pronto que lejos esta democracia del pueblo: la dictadura del proletariado.
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