Transportistas y su lucha de clases
La pandemia que estalló hace un año mostró lo peor del capitalismo neoliberal y confirmó los temores y críticas de cientos de intelectuales y políticos del mundo entero: las promesas de bienestar prometidas por el neoliberalismo no se han cumplido ni en la capital del Imperio. Desde el filósofo Slavoj Zizek hasta el más lego en análisis social era evidente que la pandemia del coronavirus asestaría un golpe de muerte al capitalismo.
Ciertamente un golpe que te lleva a morir implica una agonía. La del capitalismo será larga, pero ya empezó.
En diversas partes del globo, tanto en países desarrollados como en vías de desarrollo, se han dado marchas, manifestaciones y protestas contra el sistema capitalista y su acumulación de capital de parte de la clase que coloca el capital inicial como si no existiesen los trabajadores que le dieron valor a lo que se maneja como capital.
En Perú fueron los trabajadores agroindustriales. Cuatro personas muertas fue el saldo de la represión de la policía.
Luego se han sumado los mineros. Su huelga está en Ica.
Ahora vemos la huelga de los transportistas de carga que ha paralizado el sur del país y que quizá desde hoy se sienta con fuerza el impacto de ello en la capital. La escasez de alimentos es una posibilidad palpable.
El gran capital avanza expoliando a la sociedad su fuerza de trabajo. Así, toda la ganancia debe dirigirse al burgués, no al trabajador. Esa contradicción real, concreta, material, es la base de tantas luchas de clases. Ahora mismo se ve ello en el reclamo del alza de combustible de parte de los transportistas de carga a quienes se han sumado los transportistas de pasajeros interprovinciales.
¿Cómo es posible que sigan subiendo los precios del combustible si el año pasado el precio del crudo bajó a menos cero dólares?
Perú Libre, partido político que postula al outsider y humilde profesor Pedro Castillo, propone y exige la eliminación de los últimos tres incrementos y congelamiento de precios hasta que se llegue a una conclusión de una investigación que determine los abusos del oligopolio petrolero.
Lamentablemente los manifestantes no se sienten representados por ningún grupo político. La izquierda brilla por su ausencia. Lo que nos lleva, una vez más, a replantearnos el trabajo de base de las izquierdas. Si la izquierda no representa los intereses de las clases trabajadoras, entonces ¿quién lo hará?
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