Vizcarra: de incapaz moral a anticientífico
por Ricardo Milla Toro
El expresidente Martín Vizcarra, vacado por incapacidad moral permanente el año pasado, insiste en que se debe usar la ivermectina para prevenir el contagio de la Covid-19. Lo hizo en Cusco la semana pasada y ayer en Arequipa.
En un intento de defender al peor gobierno en el manejo de la pandemia, Vizcarra hace oídos sordos a las evidencias de la ciencia y la medicina. No le interesa en el fondo la salud de la población, sino echar agua para su molino; tratar de vender un cuento que se instale como una posverdad.
Sin embargo, la actitud de Vizcarra no debe sorprender.
En esta pandemia se ha visto mucho más que antes el sesgo anticientífico en una gran parte de la población. Pasan del “no me quiero vacunar, porque leí en wasap que me van a meter un chip” al “voy a tomar dióxido de cloro, porque lo leí en wasap”. Mucha gente prefiere confiar en aquello que “le dicta su corazón” antes de ceñirse a la evidencia.
Y es que atender a lo evidente no es natural. Los humanos podemos reaccionar al entorno automáticamente, porque nuestro cerebro sabe que las cosas “ahí afuera” existen. Empero, atender a la evidencia elaborada con teoría es desechada. Es como un intento por afirmar lo que “uno cree”. Una forma desesperada por autoafirmar la individualidad que ha sido fragmentada en el torrente incansable de la mera opinión postcapitalista.
Esta patología social de “no creer en la ciencia”, que está causando estragos fisiológicos, es muestra de una reacción exagerada al uso instrumental de la razón y la metodología científica. Peor aún cuando las creencias mágicoreligiosas se imponen sobre las evidencias de la experiencia y las teorías de las ciencias. Se deshecha la razón y solo vale el sentimiento, cuando el sentimiento no podría “saber que siente” sino fuera por la razón.
Sí, muchas veces los datos estructurados que ofrecen las ciencias se equivocan, pero justamente porque no son dogmas es que pueden fallar. La ciencia no es cerrada, sino que está en constante cambio y movimiento, en que las contradicciones al seno de ella no son otra cosa sino un desarrollo ulterior de las mismas contradicciones que impulsan el cambio y movimiento perennes de la naturaleza.
Así, más allá de lo irresponsable que puede ser Vizcarra al recomendar ivermectina, está la actitud de “mi opinión vale más que las evidencias”.
Curiosamente, la gente siempre suele decir que en una historia existen dos versiones. Pero no, eso es falso. Existen tres: la tuya, la mía y la de la verdad.
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