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Volvió y son millones


Volvió y son millones

El domingo 11 de abril de 2021 empezaba muy temprano el día en Chota, Cajamarca, con una suave neblina. Despuntaban unos largos hilos de luz cruzando los árboles. Un hombre con un poncho de color tierra y rayas verdes se dirige a su vaca. Se hace el poncho al lado, toma la cuerda, enlaza las patas traseras, una vuelta, dos, suelta la soga. Golpea sus manos entre sí para sacudir el polvo. Sonríe. Dice unas palabras. Se voltea de repente y camina contra la luz, hacia el sol. Toma otra soga del piso. El becerro camina. Se acerca a la madre. Una mujer se aproxima. Termina de amarrar las patas traseras de la vaca. Es una profesora. Su esposa. El día aclara. El cielo está bello. No hay más neblina. Ordeñan la vaca.

Este hombre del ande norte del Perú estudió educación primaria. Educar niños. ¿Quién no tiene un cariño por algún maestro de nuestra infancia? En la familia se educa al niño, a la niña. Recibe amor y disciplina. Luego, los niños y niñas pasan a la escuela. Conocen a otros niños. Aprenden a pintar, dibujar, jugar, socializar. Más adelante la primaria y secundaria. Números y letras, valores cívicos patrióticos y ciencias. El profesor de primaria estudia una maestría en psicología educativa.

Se comprometió con la lucha sindical de su clase, clase trabajadora, clase obrera. Obreros del pensamiento, de la formación del espíritu. Pero no solo de espíritu vive el hombre. Se necesita una base material suficiente y necesaria para el desarrollo de la educación. Profesor, líder sindical.

Rondero. Una justicia efectiva que protege al pueblo. Héroes que lucharon contra los ultristas y aventureristas de Sendero Luminoso. Los ronderos protegieron al pueblo del terror.

En 2017 había participado en las marchas del magisterio. Ante la traición de Patria Roja, traición que no olvidan los maestros del Perú, deciden elegir a nuestro profesor como representante para exigirle al Ejecutivo y al Congreso que los escuchen. Como buen líder y representante de la voz de los maestros, no dudó en tocar todas las puertas, porque el enviado del pueblo se debe al pueblo, a las bases, y a nadie más. No logró ser atendido ni escuchado por el lobista gringo PPK, traidor del Perú. El Congreso tenía otros planes. Los engañaron.

El profesor y sus compañeros abandonaron la capital.

Lima los despreció, los ninguneó. Sí, a los hombres y mujeres que educan a los niños de nuestra patria. ¡Mezquinos! A las 7 de la noche del 11 de abril de 2021, en el año del bicentenario de la Independencia, el profesor ganaba en primera vuelta con un margen amplio. Cajamarca estalló. Ayacucho danzó. Cuzco y Puno saltaron de alegría. Todo el ande peruano se tornaba de color rojo, como nuestra bandera, como la sangre derramada de nuestros líderes, asesinados desde el tiempo colonial.

Eran millones. Sí, millones. Y volvió.

El último Inca había regresado.

Tupac Amaru volvió y son millones.

Pedro Castillo Terrones, profesor, rondero, campesino, peruano.

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