por Ricardo Milla Toro
Los católicos prolibre mercado deben estar más que ardidos por lo que ha escrito su máxima autoridad: “El mercado solo no resuelve todo, aunque cada vez nos quieran hacer creer este dogma de fe neoliberal”. No, no es Marx. Podría serlo. Pero no. Se trata del papa Francisco.
Bergoglio ha sido tremendamente crítico con el libre mercado y el neoliberalismo en el 168 de su encíclica social Fratelli tutti. El papa usa la frase “dogma de fe” para mostrar lo nada demostrado que el mercado por sí solo resuelva los problemas materiales.
Bastante curioso que alguien que cree en dogmas de fe use esa frase para hacer una crítica. Y es que el mundo espiritual es distinto. No se necesita una prueba material. En cambio, en la economía política, ahí sí que debe haber evidencias de lo que se dice. No es algo en lo que se le tiene fe, sino que exige pruebas.
Por mucho que se quieran manejar la interpretación de las cifras, lo cierto es que el libre mercado no ha cumplido con sus promesas ni siquiera en la capital del imperio. Sin duda la base material lograda por el capitalismo es impresionante, pero les ha costado la vida a millones de trabajadores, sin mencionar la terrible realidad del cambio climático. La vida no se puede desarrollar bajo capitalismo, así como está dado.
Si el mensaje cristiano es el amor, entonces no solo deberían de estar a favor de derechos que aumentan la libertad: el matrimonio igualitario, el aborto, la eutanasia, por mencionar algunos, sino también tendrían que posicionarse a favor de las clases trabajadoras. Empero, los católicos en su mayoría han optado por conservar sus tradiciones, aunque estas les cuesten la felicidad y la autorrealización a millones de personas.
Mientras los trabajadores sigan creyendo en el dogma de fe neoliberal de que, trabajando más, van a llegar a ser los dueños del capital, difícilmente habrá un cambio en el sistema mercantil. Sin embargo, si los trabajadores toman conciencia de su propia condición, no solo verán que el fruto de su trabajo es expropiado por el empresariado, sino que podrían organizarse para gozar de verdad de su trabajo.
Para que esto ocurra es necesario que lo dicho por Francisco (tan repetido por el marxismo), de que el mercado solo no basta, cale en la mente de los ciudadanos. Para realizarnos necesitamos de instituciones que fomenten el reconocimiento y la práctica de la solidaridad, haciéndonos conscientes de que sin el otro no nos podríamos realizar, y que más bien la realización del otro también es la mía propia.
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